Nutrición y dietética

Una correcta nutrición y una dieta adecuada contribuyen a prevenir enfermedades, mejorar el rendimiento físico y mental, y promover un bienestar general.

Pérdida de peso

Reducir peso corporal de manera saludable implica crear un déficit calórico controlado a la vez que se prioriza la preservación de masa muscular y la salud metabólica. No se trata de “comer menos” sin más, sino de aprender a elegir alimentos de alta densidad nutricional y adoptar hábitos sostenibles.

  • Comidas principales regulares

    Planificar desayuno, comida y cena (y una merienda opcional) ayuda a establecer rutinas y a evitar el picoteo constante, que a menudo es impulsado por emociones o aburrimiento. Esta estructura facilita una mejor regulación del apetito y el control de la ingesta diaria.

  • Verduras y proteínas magras como baseLas verduras son fundamentales por su alto contenido en fibra, vitaminas, minerales y bajo aporte calórico, proporcionando gran saciedad. Las proteínas magras (pollo, pescado, legumbres) contribuyen a mantener el músculo durante la pérdida de grasa y a evitar el catabolismo, además de reducir la sensación de hambre.
  • Reducción de azúcares añadidosLimitar refrescos, productos industriales y postres azucarados previene los picos de insulina y el exceso calórico “invisible”. Favorecer los azúcares naturales de frutas y lácteos es una estrategia sencilla y eficaz para restar calorías vacías de la dieta.
  • Control de porcionesAprender qué cantidad necesita tu cuerpo es clave: utiliza platos menores, sírvete solo lo necesario y mastica lentamente. El registro visual y la consciencia plena durante la comida (mindful eating) también ayudan a evitar comer de más.
  • Hidratación adecuadaBeber suficiente agua a lo largo del día no solo mantiene el equilibrio hídrico corporal, sino que a menudo ayuda a diferenciar entre hambre y sed. Además, estar bien hidratado optimiza los procesos metabólicos, incluida la movilización de grasas.

Ganancia muscular

El aumento de masa muscular se basa en el entrenamiento de fuerza, una ingesta energética superior al gasto (superávit calórico) y aporte de nutrientes específicos, principalmente proteínas de calidad. Es un proceso estratégico y paciente.
  • Proteína en cada comidaAsegurar una dosis de 20-30g de proteína en cada comida estimula la síntesis muscular durante todo el día. Fuentes: carnes magras, pescados, huevos, lácteos, legumbres y derivados vegetales (tempeh, tofu). Es fundamental tanto para quienes entrenan fuerza como para quienes buscan mejorar su composición corporal.
  • Distribución calórica en 4-5 comidasOrganizar el consumo de alimentos en varias tomas evita periodos prolongados de ayuno y facilita el suministro constante de energía y nutrientes, favoreciendo la recuperación muscular y el rendimiento en los entrenamientos.
  • Carbohidratos complejos en todas las comidasAlimentos como arroz integral, quinoa, avena, patata o pan de grano entero proporcionan energía sostenida. Los carbohidratos no solo sirven de “combustible” para el entreno, sino que, además, favorecen el almacenamiento de glucógeno muscular, imprescindible para la recuperación y el volumen.
  • Grasas saludables sin miedoEl aceite de oliva, aguacate, frutos secos y semillas aportan ácidos grasos esenciales para la síntesis hormonal (testosterona, entre otras), la absorción de vitaminas liposolubles y la salud cardiovascular. Las grasas no deben eliminarse ni reducirse en exceso, incluso cuando el objetivo es ganar músculo.
  • Comida post-entrenamiento estratégicaIngerir una combinación de proteínas y carbohidratos tras el ejercicio favorece la recarga de glucógeno y la reparación muscular. Ejemplo: batido natural, yogur con fruta y avena, tortilla con pan integral.

Aumentar la energía diaria

Más allá de la dieta, la sensación de vitalidad depende de unos hábitos alimentarios equilibrados, con micronutrientes suficientes y una distribución inteligente de los nutrientes clave. La alimentación se convierte aquí en una herramienta para el bienestar diario.

  • Desayuno equilibradoEl desayuno debe romper el ayuno nocturno con energía estable, combinando cereales integrales, proteína (lácteos, huevos, frutos secos) y fruta. Un desayuno así ayuda a evitar bajones a media mañana y mejora el estado de ánimo y la concentración.
  • Pequeñas comidas cada 3-4hDividir la ingesta diaria en varias tomas distribuye la energía de forma uniforme, evitando grandes altibajos (picos hiperglucémicos seguidos de hipoglucemias). Permite mantener la atención y el rendimiento físico y mental durante toda la jornada.
  • Snacks inteligentes y sostenidosEntre comidas principales, apostar por fruta fresca, yogur natural, barrita de cereales casera o un puñado de frutos secos asegura energía extra, sin excesos calóricos ni azúcares rápidos que provoquen bajón posterior.
  • Hierro y vitaminas B en la dietaDeficiencias en hierro (presente en carnes, legumbres y vegetales de hoja verde) o vitaminas del grupo B (cereales integrales, frutos secos, huevos, pescado) se asocian a fatiga, falta de concentración y bajo rendimiento. Incluir alimentos ricos en estos micronutrientes es esencial para combatir el cansancio.
  • Moderación con cafeína y azúcares rápidosAunque ofrecen un “chute” breve de energía, a largo plazo pueden generar más sensación de fatiga y afectar al sueño. Prioriza agua, infusiones naturales y evita bebidas energéticas o azucaradas.

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